Suicidio: No basta con los buenos deseos.

 

En unas horas acabaremos 2023, y como siempre, nos transmitimos en persona o por todo tipo de tecnologías nuestros mejores deseos para el Año Nuevo que empieza. Es una tradición bonita, pero que quizás en nuestro caso no pase en muchas ocasiones del mero  formulismo. Porque, no nos engañemos, no basta con desearnos prosperidad, felicidad, alegría, ni nuestros deseos se cumplirán sin más. Algunos deseos necesitan un esfuerzo excepcional y que toda la sociedad se sienta involucrada en ellos para llevarlos a buen puerto. Tampoco el proceso es automático ni rápido. Es un trabajo diario de personas e instituciones, coordinadas y en constante alerta. Sólo así se acaba con las grandes lacras sociales. 

La sociedad española se ha enfrentado a sucesivos retos de esta índole. La reducción, ya que no el final, de los accidentes en carretera, del tabaquismo, el alcoholismo o la drogadicción, del machismo y su violencia, de la falta de acceso a los recursos educativos, de los prejuicios que impiden la plena inclusión y la aceptación de la diversidad. En muchos casos, se alzaron voces afirmando que estos asuntos eran de carácter privado, que no se podía actuar sobre ellos a nivel institucional o legislativo, y sin embargo, se hizo, y poco a poco nuestra sociedad fue avanzando y transformándose en otra más solidaria, menos estrecha de miras, MEJOR. 


Tras muchos, muchos años mirando hacia otro lado, nuestra sociedad ha decidido por fin, muy recientemente, acabar con el muro de silencio que rodea uno de sus tabús más sangrantes: el suicidio. Ha sido necesaria una gran crisis humana y sanitaria a nivel mundial para reconocer que los problemas de salud mental no eran debilidades ni vicios inherentes a sectores marginales de la sociedad. A continuación de tal reconocimiento, ha dejado de negarse la evidencia: ignoramos la muerte, pero sobre todo, ocultamos cuidadosamente la muerte intencional, la buscada, la que demuestra el fracaso moral, la falta de comunicación y de medios de atención y apoyo de un país donde cada día se suicidan más personas. Donde no se profundiza en estudios ni se reconoce de manera pública que tiene que haber causas para que tres de cada cuatro suicidas sean hombres, para que las cifras estén aumentando de manera vertiginosa entre niños y jóvenes, para que seamos uno de los países con más incidencia global, para que en el 52% del estado se superen ampliamente los márgenes considerados medios a nivel mundial por la Organización Mundial de la Salud: 9 muertes por cada 100.000 habitantes en 2019, cuando aquí teníamos en ese año un promedio de 15,6 en la provincia de Lugo un 14,2 en Zamora o un 13,1 en Jaén. Y subiendo sin tregua, porque el Plan Estatal de Prevención del Suicidio sigue siendo otro buen deseo sin ninguna prioridad para el gobierno, y los planes autonómicos no están funcionando, no se está llevando un seguimiento exhaustivo de los limitados recursos de que disponen, ni se están  cumpliendo con rigor sucesivas etapas de ejecución.

No es la intención  amargarle la noche a nadie, pero sí recordar que esta es, más que ninguna otra, la ocasión para los buenos deseos.



        Fte. El Mundo 

Deseamos que en 2024 la prevención del suicidio sea una prioridad perentoria para España y para Andalucía. Que se multipliquen los recursos y se vele por su correcta implementación. Que esta realidad deje de ocultarse como un vergonzoso secreto y se le dé la importancia y la ayuda  que merece desde cada persona y cada estamento social. 

Deseamos que las familias, amistades o asociaciones dispongan de medios efectivos y recursos suficientes para poder atender a quienes estén en riesgo de cometerlo, para evitar las recaídas, para prestar apoyo a esos entornos familiares que quedaron devastados por la muerte incomprensible de un ser querido. 

Deseamos honrar a las víctimas y recordarlas, multiplicar los actos de homenaje y reivindicación. Porque nadie quiere  morir a toda costa, pero sí deseamos mitigar nuestro sufrimiento  cuando se hace insoportable. Porque una sociedad que ignora el profundo dolor cotidiano de tantos de sus miembros no puede ser una sociedad digna. Y porque nosotras y nosotros, como colectivo más vulnerable, tenemos si cabe mayor deber y derecho de visibilizar esta responsabilidad social y de colaborar para plantarle cara.

               Desde Salud Mental Andalucía, nuestros mejores deseos para 2024. 


Fte. Datos: INE 

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