Agorafobia: una condena a la invisibilidad social.
«Toqué fondo, terminé en una esquina de mi habitación sentada y llorando sin saber por qué me estaba pasando esto». Así describe María Rocher, una joven valenciana de 32 años, uno de los peores momentos provocados por la agorafobia, enfermedad que sufre desde diciembre de 2016. Un tipo de trastorno de ansiedad que genera miedo a lugares públicos y a situaciones que pueden causar pánico e indefensión, por el que intentó pedir ayuda a un centro público especializado, cuya respuesta fue: «Cuando consigas llegar aquí, te atenderemos».
El diario ABC nos cuenta este duro testimonio: el de una persona no solo obligada a vivir confinada debido a su trastorno mental, sino invisible para la sociedad, que no le facilita asistencia ni recursos. En la época de las tecnologías digitales, cuando más vigentes están la inmediatez y la falta de barreras en la comunicación, esta joven vive aislada y sin ninguna oportunidad de ser atendida por la sanidad pública. Declara no haber sentido el confinamiento consecuencia de la pandemia del Covid-19, ya que ella ya llevaba tiempo viviendo ese confinamiento autoimpuesto, e intenta hacer comprender a la sociedad que esto no es una excentricidad ni un capricho, sino una enfermedad altamente incapacitante que produce un sufrimiento real terrible.
Como tantos otros problemas mentales, la agorafobia tiene casi el doble de incidencia en mujeres que en hombres, y la franja de mayor riesgo para sufrirla va de los 50 a los 54 años.
Teniendo conocimiento en primera persona de esta enfermedad, solo podemos desearle a María que la asistencia sanitaria busque pronto los medios para atenderla con dignidad y eficiencia, así como a todas las personas afectadas por este trastorno, que llega a obligar a quien lo padece a reducir todo su mundo a un mínimo rincón de su propia casa.
Muchos ánimos y todo el apoyo de FEAFES para María y para todas las personas que sufren esta tremenda situación, y conste nuestro llamamiento urgente a las administraciones competentes para que remedien esta falta de medios que convierte su recuperación en algo completamente inviable.
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