Suicidio. Lluvia de ideas para REFLEXIONAR.

 

 Escribo estas líneas después de asistir a varias jornadas sobre el suicidio organizadas en torno a la Salud Mental (SM), y haber participado como ponente en la mesa coloquio sobre "Suicidio" en el Congreso Internacional de este año 2.022, organizado por FEAFES-Huelva el 10 de noviembre. Además de las noticias o comentarios que cada vez aparecen con más frecuencia en los diversos medios de comunicación. 

 Fruto de estos hechos, yo he reflexionado por unos instantes sobre ello, y me gustaría compartir algunas ideas con ustedes. Claro que se debe tener en cuenta que son opiniones particulares mías, y por tanto, no tienen por qué ser verdades absolutas y puede que esté confundido o en algunos errores. 

De este tema no me gusta  dar datos numéricos, no porque no los entienda, pues soy licenciado universitario en ciencias matemáticas, con algún curso de estadística y cursos de doctorado. O sea, que podría hablar con cierta propiedad de ellos. Pero yo quiero tratar este tema desde una visión humana de las personas que padecemos en nuestra vida esta lacra social. Por eso, sólo me referiré a ellos como punto de partida y que nos centremos en el tema: según los últimos datos referentes a 2.020, en España las muertes por suicidio (y no se tienen en cuenta los accidentes mortales que pudieren deberse a esta causa) triplican las producidas por accidente de tráfico y son más de ochenta veces las que se clasifican como violencia de género. 

¿Merecería el suicidio, al menos una “campañita” al año, como las que se han dedicado a las otros dos temas que he mencionado? ¿merece la pena dedicar unos minutos a seguir leyendo

 ¿Quién soy yo para abordar este tema?.

 Pues bien, soy una persona diagnosticada,  para nada etiquetada, de un problema de Salud Mental

 Soy superviviente al suicidio, pues un familiar de primer grado de consanguinidad, falleció por esta causa

 También  sobreviviente, pero por fortuna, o no sé por qué, sigo en este mundo, y sin prisa por morirme

Pero además hubo momentos en que pensé “el suicidio me persigue”, con lo que pueden imaginar lo que suponía para mi cabeza. Además de lo ya comentado, algún compañero, por citar un ejemplo, con el que rechacé tomar algo una tarde, amanecía al día siguiente con las muñecas vendadas en un hospital. En fin, que aunque académicamente (y algunos conocimientos de psicología también poseo, pues soy diplomado universitario en profesorado de EGB) y profesionalmente no tenga conocimiento ni experiencia del suicidio, he bebido de la fuente de mi vida. Y la “experiencia es la madre de la ciencia”.

 Además llevo algún tiempo inmerso en el movimiento asociativo en SM, y con cargo representativo, dando pie a que compañeras y compañeras me puedan considerar un referente y me “consultan” o hago funciones propias del 024 (Línea de atención a la conducta suicida que desde mayo del 2.021 funciona en España), sin extenderme en la variedad de situaciones que se me han dado, menciono algunos ejemplos, desde desplazarme de una localidad al oeste de Sevilla a otra del este, alertar a servicios para que atiendan a alguien de una provincia distinta a la que vivo, mantener una escucha telefónica sin importar el tiempo de la llamada, etc.

 Las causas por que una persona se suicida, piensa en ello, lo planea, lo intenta, etc. pueden ser múltiples, pero según algunos estudios la gran mayoría se produce entre personas con un problema de SM. Si bien hay una minoría, que no por ello. carece de importancia, que puede deberse a un instante impulsivo.

 Pero realmente ¿Quién en su sano juicio se quitaría la vida?. En aquellos casos sin antecedentes de SM ¿no será que son “momentos” de “enajenación temporal”, figura contemplada, por ejemplo en nuestro código penal? Y por tanto aunque fuese por unos momentos la persona tendría un problema de SM.

 Esto nos lleva a dos cuestiones entrelazadas. ¿Queremos que disminuyan los suicidios? ¿Por qué no cuidamos la Salud Mental, personal y de la sociedad?

 Últimamente, veo y escucho a personas profesionales, algunas que están en una entidad que puede ser la encarga de redactar un plan de prevención del suicidio a nivel territorial, y prefieren considerarlo un problema de salud pública. Mensaje ambiguo , pues se puede pensar que pública  significa  que no le afecta a la privada (esta interpretación no será baladí si siguen leyendo). 

 En algunos encuentros, tratan de centrar el foco en que el motivo para que una persona quiera suicidarse está en el dolor o sufrimiento que siente. Yo no digo que no sea esto cierto en algunos casos. Este es un terreno farragoso y prefiero no profundizar, solo mencionarlo. Pero ojo con el mensaje. Porque, claro después, como son asesores en estos menesteres de las autoridades y NO nos preguntan, hasta ahora, a Federaciones ni a Confederación, nos podemos encontrar con planes de prevención "de aquella manera".  Y para muestra un botón, la ley de la eutanasia española del año pasado, donde se puede solicitar por “sufrimiento psíquico”. Para mí, esto supone una delgada línea para que se puedan producir suicidios asistidos.

¿Quién dice que una persona con un problema de SM es irrecuperable? Yo cada vez conozco a más personas con diagnósticos crónicos en SM que disfrutan de una vida plena. Simplemente han encontrado el camino y los apoyos necesarios, tanto en el sistema socio-sanitario, como predominantemente en su núcleo familiar y el ente movimiento asociativo.

 Algo más a tener en cuenta sobre si el suicidio es consecuencia de un acto o pensamiento “impulsivo” desvinculado de un problema de SM, opino que en numerosas ocasiones contribuye el lenguaje del día a día y de algunos medios de comunicación. Así es habitual “se ha suicidado porque le dejó su pareja”, “Se ha quedado sin trabajo, está en la ruina y por eso se ha matado” , etc. Cuando, desde mi visión particular, se debería decir “Se ha suicidado cuando le ha dejado su pareja”, “Cuando se quedó en paro y se arruinó se quitó la vida”. Para intentar transmitir lo que quiero pensemos en una persona con diabetes que se da un atracón de pasteles y le da un coma diabético ¿El coma le ha dado por comer dulces, o porque previamente padecía diabetes?. También podemos pensar en una persona con hemofilia, que tiene un traumatismo leve con herida, externa o interna, pero debido a su trastorno fallece desangrada ¿Este fallecimiento es por la herida o por la hemofilia?. Esto nos da pie a preguntarnos:

¿En el caso de una conducta, pensamiento o fallecimiento suicida en una personas sin antecedentes en problemas de Salud Mental, es respuesta impulsiva y espontánea a un “estímulo externo” o es un acto que se produce cuando sucede algo en la vida de la persona y probablemente con algún problema de SM, permanente, temporal o puntual diagnosticado o no?

 Otro aspecto de la teoría sobre que el suicidio puede ser debido a causas externas, como la pobreza (cierto es que se dan mas casos, al parecer, en la población con rentas más bajas). Ahora bien, mi experiencia me lleva a pensar, por ejemplo, en una persona con cataratas. Si no tiene medios económicos suficientes, puede tardar, desde su detección del problema de visión hasta la intervención quirúrgica por la sanidad pública, unos dos años. Pero si dispone de 3.000 € o seguro médico privado, en dos o tres semanas se le puede solucionar el problema de salud ocular. Y estarán de acuerdo conmigo en que con ser de la clase media (a extinguir, al parecer), no es difícil de disponer de la “pasta” o el seguro privado y acelerar la solución. 

Por ello:

Si realmente en la escasez de recursos económicos incide en mayor número el suicidio ¿Pero esa incidencia es simplemente por falta de dinero o porque esa escasez de recurso impide ser atendido por profesionales de SM a su debido tiempo?

 Por otro lado, sí es porque nos sentimos un “estorbo”, “culpables”, “inútil”, “una carga”, etc. Y en un momento lúcido razonamos que pensamos algo contra natura. Imagínense. Sí sufrimos y tenemos dolor (piénselo por unos momentos), con esa dualidad entre nuestra mente emocional, que nos dicta “acaba ya. Desaparece” y la racional “Pero ¿estás ´loco´?, ¿eres ´tonto´? Pero ese dolor por la dualidad de pensamiento logra mantenernos en este mundo a pesar de un sufrimiento horrible y continuo.

 Siguiendo con los defensores de hablar sobre el suicidio, a mi entender, sin relacionarlo con la Salud Mental (les recomiendo leer algo de Marsha Linehan, referente mundial para bastantes profesionales de SM, en relación a prevención del suicidio y a quien parecen no conocer algunos “prestigiosos” profesionales), y como un problema de Salud Pública, tengo que oír que para prevenir pongamos vallas altas en algún puente o pasarela que cruza una carretera, pues se ha hecho en algún caso, por citar un ejemplo. Se ve que no se ha enterado que esa es una medida para disminuir daños colaterales que pueden producirse si la persona que se precipita al vacío cae sobre un vehículo en marcha. Sí. También de paso evita que una persona se arroje por dicha pasarela, pero si piensa suicidarse, se puede colgar de un árbol, arrojarse a la vía del tren, etc. (Recuerdo un morboso programa televisivo “mil maneras de morir”). Vamos, que pretenden poner un “parche” en una “vieja tubería”, cuando la solución real debería ser otra:

¿Deberíamos centrarnos en el estado emocional (SM) de la persona de forma individual y de la sociedad en general para prevenir realmente la conducta suicida?


Algo que está de “moda” es pedir por gran parte de la sociedad, incluido nuestro movimiento, es pedir educación emocional a nuestros infantes y jóvenes. Me parece perfecto. Y una vez que esa “personita” sabe que debe comunicar que quiere morir, ¿a quién se lo dice? He podido oír a una profesora, que en una tutoría con un adolescente de un grupo que tenía plena confianza en ella, éste confesaba su deseo de morir, pero que le guardara su secreto y no se lo dijeses a sus padres. La profe aguantó el tipo. En cuanto se fue el chico, ella corrió al servicio a vomitar.

¿Están preparados los adultos o la sociedad en general para oír ciertas cosas? ¿Realmente están `reparados familiares y allegados para oírnos decir que deseamos morir? Personalmente, yo cuando no pude más me armé de valor (irónicamente, pues lo que hice es coger una gran borrachera) y bajo los efectos del alcohol le confesé por primera vez en mi vida lo que me pasaba a mi familiar de referencia, mi pareja. Se despertó, no una tormenta sino un huracán y terremoto simultáneamente.

 Javier Moreno

 Representante Andaluz del Comité Pro SME


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