Denuncia de un abuso continuado

 


             Hoy nos vamos a tomar muy en serio el problema que una de nuestras más veteranas compañeras nos expuso recientemente. Por ello, vamos a denunciar una situación ya insostenible que se viene repitiendo por estas fechas en su propia casa, y también el incalificable comportamiento del “señor” que la provoca.

Hablamos de una mujer que, a consecuencia de las muchas penalidades de una vida muy difícil, recibió en su momento un diagnóstico de trastorno mental. Esta señora tiene ya edad de vivir con tranquilidad y recibiendo cuidados de asistencia domiciliaria, que la gran mayoría de mujeres de su edad disfrutan. Ella no dispone de esa ayuda, pero sin embargo, sigue luchando por mantener su estabilidad  para atender ella sola a su anciana madre, colabora activamente ofreciendo su ayuda a otras mujeres y luchando contra el brutal estigma del trastorno mental, y todavía tiene energía para recibir llena de amor a sus hijos y nietas. Su mayor preocupación es no ver feliz a su hija, porque al igual que ella, no ha tenido suerte con el hombre que escogió para acompañarla en la vida. Esta madre lo pasa muy mal viendo a su hija derrotada, a menudo deprimida y angustiada por el comportamiento de ese “hombre”, anulada y sin ilusión por la vida. Aún así, aguanta el tipo por ella, y por la paz familiar, lo recibe en su casa en sus días de vacaciones, cuando más se merece descansar al menos un poco de sus muchas obligaciones. Intenta mantener la compostura ante uno de esos invitados indeseables que no solo disfruta de la playa a su costa, sino que no tiene un ápice de educación ni respeto por ella ni por nadie de su familia. 

La mezquindad de este sujeto llega a extremos increíbles. Se adueña del sofá, espera ser servido, lanza pullas a toda la familia. Es impresentable hasta el punto de aprovechar la sordera de su madre para insultar con saña a su mascota en presencia de la anciana. Avergüenza a su hija, que como tantas mujeres en su situación, se siente ya demasiado agotada para atreverse a empezar una nueva vida después de haber desperdiciado sus mejores años junto a él. Su crueldad llega al punto de pasarse las vacaciones fumando hierba en presencia de esta compañera, cuya familia se vio tan dolorosamente azotada por la tragedia de las adicciones. No se molesta ni en pedir permiso, puesto que sabe que nuestra compañera no se lo daría, que es para ella un suplicio recordar el olor de esa sustancia, máxime invadiendo su propia casa. En resumen , el visitante se comporta ante ella y su familia como si fuera el amo, haciendo de esos días de vacaciones un infierno para cuantos tienen que convivir con él.

No vayáis a pensar que hablamos de un quinqui cualquiera, que ha carecido de oportunidades en su vida. Al contrario, tiene estudios superiores, y es docente fijo en un prestigioso centro. No puedo evitar preguntarme si se toma su empleo tan en serio como su relación de pareja. Si también lleva drogas a su lugar de trabajo o las consume ante sus alumnas y alumnos, o qué puede enseñarles alguien que, estando bien situado hace años y ganando un sueldo superior a la media, es todavía incapaz de costearse sus propias vacaciones y se dedica a meterse en casa de la madre de su novia y pasar su tiempo libre hundiendo a esta familia con su deplorable actitud.

Fte. Dependenciasocialmedia.com

A la mayoría ya nos constaba que nuestra compañera estuvo muy mal el pasado año por estas fechas, incluso ingresada de urgencia. Ella nos reconoce que fue por un intento de suicidio, porque este ser le provocó una grave crisis. Esto, que haría reflexionar seriamente a cualquier persona digna de tal nombre, no ha arredrado al profesor grosero y drogadicto. Al contrario, este año ha vuelto a invitarse tranquilamente a su casa de vacaciones, la ha vuelto a apestar con sus malos humos, sus bravatas y faltas de respeto. Ha vuelto a burlarse de su madre, a desesperar a su hija, a provocar a su hijo, a desestabilizarla a ella, y  a insultar  hasta al perro sin el menor empacho. Ha llegado a llamar repetidamente a nuestra compañera “loca con papeles”, entre otras lindezas.

Desde este blog no podemos sino expresar nuestra repulsa ante semejante individuo, y salir en defensa de nuestra compañera y de toda su familia. Por eso nos vemos en la desagradable tarea de dejarle muy claras algunas cosas.

Señor mío, la expresión “loca con papeles “ no sólo es peyorativa y deleznable, además de una insuperable falta de educación hacia su anfitriona, sino que puede ser denunciada como un delito de odio hacia una persona de un colectivo altamente vulnerable.  

Por otra parte, es muy probable que usted mismo puede conseguir fácilmente la misma documentación: le bastará con tener la valentía de reconocer que tiene usted graves problemas y un comportamiento inmaduro y destructivo, y acercarse a continuación al psiquiatra más cercano para someterse a una evaluación. Su adicción crónica le convierte todavía más en un candidato perfecto para obtener esa calificación. Aunque tampoco debería descartarse que usted sea sencillamente un tipo con muy mala entraña.

También comprobará que si aminora usted su consumo de ciertas sustancias, seguro que su salario le basta y le sobra para hospedarse junto a su pareja en un buen hotel. No sea tan roñoso. No tiene usted ninguna necesidad de seguir abusando de nadie ni de faltarle al respeto, aunque también es posible que le expulsen a usted de cualquier establecimiento, dados sus repugnantes hábitos y modales.

En definitiva, dese usted por advertido de que nuestra compañera no está sola, lleva muchos años de activismo por causas justas, y cuenta con el  apoyo de innumerables personas que la apreciamos.  Muchas hemos pasado por situaciones tremendas y no callaremos  mientras persista usted en su actitud de maltrato hacia ella y su familia. 

Porque cuando usted hiere a una nos está hiriendo a todas, y no somos mujeres que tengamos paciencia para dejarnos amilanar a estas alturas por alguien de su calaña.  No siga por ese camino.


Ni suya, ni afectísima. 

Una mujer con cordura.


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